Do La Nación:
La clásica imagen que identifica a la escuela con la integración de los sectores socioculturales más encontrados tiende a convertirse en una postal del pasado.
"Cada vez más las escuelas se organizan en sintonía con los intereses particulares de la población a la que atienden y lo paradójico es que esto se da en un universo de enorme heterogeneidad", explicó a LA NACION la investigadora Guillermina Tiramonti, directora general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), que hoy celebrará los 30 años de su fundación. El análisis de las desigualdades en la educación es una preocupación constante de esta institución, precursora de los estudios de posgrado en el país, que en 1979 creó la primera maestría en ciencias sociales, dirigida por Carlos Strasser, y hoy dicta siete maestrías en diversas áreas, además de cursos, especializaciones y posgrados, con un plantel de 90 investigadores, 200 docentes y unos 1000 alumnos por año.
Fiel a esa preocupación, Tiramonti, licenciada en ciencias políticas y máster en educación y sociedad, acaba de presentar el libro "La trama de la desigualdad educativa. Mutaciones recientes en la escuela media" (editado por Manantial), en el que describe y compila los resultados de un proyecto de investigación sobre "La nueva configuración de la educación", realizado por Flacso.
La fragmentación
El dato más saliente de la educación argentina es hoy la fragmentación, sostuvo la investigadora. "Lo que organiza a los distintos grupos de escuelas son valores, creencias, patrones de socialización y saberes muy diferentes. A tal punto que las situaciones de instituciones que pertenecen a distintos segmentos sociales son casi incomparables. Es un proceso que viene de lejos, pero hizo eclosión en los años 90", explicó.
Precisó, al respecto, que "se van consolidando grupos muy homogéneos socioculturalmente. Hay un movimiento de permanente cierre. Cada fragmento expulsa lo diferente", precisó.
Tiramonti consideró que se trata de un fenómeno propio de una sociedad que se polarizó en extremo y que no es exclusivo de nuestro país. "Ya está presente en toda América latina. En la Argentina se produjo en los últimos 30 años, aunque se hizo más evidente en los últimos diez", fue su reflexión.
Tiramonti identificó el origen de las desigualdades educativas con la pérdida de la referencia universal sobre el Estado que predominó en los años 90. Y agregó que "aun dentro de los estratos más altos de la población el campo está fragmentado".
Esta realidad, dijo, alcanza a los maestros, ya que las escuelas tienen sus propios circuitos de selección de personal. "Ya no se puede hablar de un único cuerpo docente", advirtió.
El estudio, que comprende un muestreo representativo de escuelas secundarias porteñas y del conurbano, revela que el 61% de los docentes que trabajan en escuelas de sectores bajos preferiría seguir en la misma institución, mientras que en el sector más alto el porcentaje es del 30 por ciento. "Pareciera que los docentes de estratos más bajos sienten que su trabajo con esos grupos es más útil, frente a lo que perciben los maestros que atienden a la población más rica", señaló la directora de Flacso.
Hoy, a las 17, Tiramonti participará del acto central por los 30 años de Flacso, en Ayacucho 551. Hablarán, también, el presidente del Consejo Superior de la institución, Francisco Delich; el secretario general, Francisco Rojas, y el ministro de Educación, Daniel Filmus. Luego habrá una conferencia del doctor Manuel Antonio Garretón y un debate entre los investigadores Carlos Strasser, Ernesto Villanueva, Arturo O´Connell y Jorge Taiana, miembros fundadores de la institución.
Mariano de Vedia
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