domingo, 12 de outubro de 2008
Democracia, segundo Humberto Maturana
Augusto de Franco envia a transcrição da comunicação de Humberto Maturana nas mesas redondas organizadas pelo Instituto para o Desenvolvimento da Democracia Luís Carlos Galán, da Colômbia, sobre a democracia. Destaco algumas passagens:
Quisiera hacer algunas reflexiones sobre el origen de lo humano, para que desde allí veamos que relevancia puede tener esto con respecto a la infancia y la construcción de la paz, de modo que la paz no sea la antinomia de la guerra. (...) Los estudios de genética muestran que nosotros los seres humanos y los chimpancés teníamos un antecesor común, es decir, pertenecemos a los linajes que se separaron hace cinco millones de años.
(...)Pero lo peculiar es el modo de vida, nosotros tenemos un vivir humano y en mi esquema pondría: “humano”, un vivir humano. Lo que nos aporta nuestra corporalidad depende de lo que estamos hechos y lo que pasa en el modo de vivir se da por la relación, no por lo que nosotros hacemos ni cómo nos movemos, sino por la relación entre la dinámica corporal y las circunstancias. Todo esto es válido para cualquier animal o planta. Lo que quiero destacar con esta mirada a nosotros mismos es que nosotros somos seres humanos por el modo de vivir y nuestro modo de vivir es en el lenguaje.
(...) Si se define la paz social como la represión policial, se conserva la represión policial y todo lo demás cambia en torno a la conservación de la represión policial. De modo que lo que estoy diciendo es válido para todas las circunstancias en que hay sistemas y hay relaciones que se conservan. El ser humano se configura cuando en la historia comienza a conservarse el vivir en el lenguaje, entonces la corporalidad cambia entorno a la conservación del vivir en el lenguaje, generación tras generación. Nosotros tenemos una corporalidad tal que tenemos un sistema nervioso, tenemos una laringe, una dinámica respiratoria, todo un conjunto de características que tienen que ver con nuestro vivir en el lenguaje.
(...) El acto de compartir no consiste en dejar que el otro coma al lado de uno. Consiste en transferir lo que uno tiene al otro. Yo le paso al otro algo que tengo, ese es un acto de compartir. De alguna manera nosotros seguimos siendo animales recolectores que comparten alimento. Somos animales recolectores, pero también somos animales compartidores. Piense cada uno de ustedes lo que les pasa cuando alguien en la calle pide dinero. ¿Qué le pasa a uno?. Si uno no quiere dar evita el encuentro de la mirada con la del que pide, porque en el momento en que ustedes se encuentran con la mirada del otro ocurre algo que resulta ineludible: sienten tentación por compartir. Pero eso no se origina en la cultura, ustedes pueden incluso tener argumentos para no dar.
Y somos animales compartidores porque pertenecemos a la historia de compartir. Yo no se en qué momento de estos tres millones de años hacia atrás, comenzó el compartir en nuestro linaje, pero somos animales compartidores.
(...) De acuerdo con esta historia, nosotros somos animales dependientes del amor. No importa la edad, nos enfermamos cuando se interfiere con el amor: el bebé, el niño, la niña, el joven, la muchacha, el adulto, el viejo y nos curamos cuando se restituye el amor.
(...) El amor es fundamental en las relaciones. Pero el amor no es otra cosa que el dominio de las conductas en las cuales el otro surge como legítimo otro en la convivencia con uno y eso es lo que constituye lo social.
(...) Siendo así ¿Cómo es que vivimos en la guerra, en la agresión, en la negación? ¿Por qué pasan lo que pasa en Yugoslavia, por ejemplo?. Allí se vive una guerra étnica, latente cientos de años, donde los niños croatas han crecido odiando a los servios y a los musulmanes y viceversa. ¿Cómo es que vivimos. así?. Esa era la primera pregunta.
(...) En Chile se han hecho encuestas sobre las transiciones gubernamentales de un régimen dictatorial a un régimen intencionalmente democrático y, en este contexto, sobre lo que la gente piensa sobre la política. Se escucha repetidamente la queja sobre la política como un juego del poder, de la dominación, del sometimiento, de la instrumentalización de las relaciones, de las alianzas temporales. Algunos sectores de los partidos políticos en el gobierno y en la oposición tenían que decidir sobre los candidatos a la presidencia. Al escuchar las noticias o leer los diarios, ambos grupos se acusaban recíprocamente de hacer alianzas instrumentales en función del acceso al poder; es decir, describían unos a otros como “monkey bussines”.
(...) Nosotros somos animales en tanto pertenecemos a la historia que nos dá origen, pero somos cooperadores que debido a que no tenemos impedimentos para cooperar; cuando en las relaciones amistosas aceptamos la invitación a cooperar la pasamos bien. Solamente nos molestamos cuando pensamos que nuestro amigo nos está utilizando, cuando está instrumentando la relación. Las amistades se acaban cuando las relaciones se vuelven instrumentales. No obstante, vivimos en los términos en que Franz De Vall usa la expresión politica chimpacé, al tiempo que tenemos preocupaciones por la polis, por la comunidad; en cierta manera vivimos en una esquizofrenia, escindidos entre dos polos de intenciones fundamentales: Crecemos en la simulación, en la apariencia, en la manipulación, en la competencia, pero al mismo tiempo deseamos que los temas de la comunidad nos importen sin quedar atrapados en las relaciones de dominación, sometimiento e instrumentalización y guiarnos por la cooperación.
(...) ¿Qué es la democracia?.
Si uno mira los orígenes de la democracia lo que uno descubre es que ella surge como un modo de convivencia entre iguales, entre seres que se respetan, que tienen derecho a opinar y a participar en las decisiones que los afectan. ¿Qué tiene que pasar para que de hecho podamos hacer una vida democrática?.
Tenemos que ser capaces de vivir en la colaboración, tenemos que ser padres capaces de hacer de ese espacio de convivencia, que es la familia, un ámbito social.
¿Qué tiene que pasar para ello?. Tenemos que respetarnos, tenemos que ser capaces de encontramos con el otro como legítimo otro en la convivencia con uno.
¿Qué tiene que pasar para ello?. Tenemos que respetarnos a nosotros mismos. El respeto por el otro pasa por el respeto por si mismo; el respeto por si mismo pasa por el respeto por el otro. Pero para que eso pase, el niño pequeño debe crecer de tal manera que adquiera conciencia de sí y conciencia del otro en la legitimidad de la relación social.
Muchos educadores, muchas personas saben esto y hay investigaciones que lo profundizan. La doctora alemana Gerda Verden-Zöller ha hecho un estudio sobre la relación materno infantil normal, en el que se muestra que los bebés y los niños en crecimiento, adquieren conciencia corporal y conciencia de sí junto con la conciencia de la corporalidad del otro y la conciencia de la legitimidad del otro, en la relación que permite establecer el juego materno infantil.
¿Y qué es la relación de juego? Es una relación de cercanía corporal, de aceptación corporal sin exigencias de trueque, en total aceptación de la legitimidad del otro. Eso se da normalmente en una relación materno infantil, no distorsionada por relaciones circunstanciales como podría ser la pobreza, la distracción en otras cosas fuera de la relación. No como una simbiosis entre lo femenino y lo infantíl, sino como una relación unívoca entre un adulto y un niño.
A finales de la II Guerra Mundial se hizo un estudio en Inglaterra con los niños desplazados de un lado para otro por los bombardeos en Londres y en otras ciudades inglesas. Este estudio mostró las consecuencias nefastas en el desarrollo del niño cuando hay deprivación materna. Y la deprivación materna ocurre cuando se interrumpe la relación unívoca de cuidado de un adulto con el bebé, con el niño o con la niña. Hay momentos cruciales en el desarrollo del niño tales que, cuando hay deprivación materna, ese bebé se transforma en un niño que es incapaz de establecer relaciones de confianza. Es incapaz de relacionarse con el otro.
Cuando esa deprivación materna ocurre, hay alteraciones en el desarrollo que son irreversibles. Después de esos tres primeros meses los niños manifiestan alteraciones en su desarrollo. Si el niño pequeño ha aprendido a controlar su esfínteres, deja de hacerlo; si ya está asistiendo al jardín infantil y tiene buenas relaciones, con una semana de deprivación materna sucede mi retroceso en las relaciones interpersonales en dicho lugar, empero es recuperable.
(...) Un amigo me dijo:
— La historia de la humanidad es la historia de la guerra.
Lo que sé sobre la guerra lo aprendí en los textos del colegio, que describen la historia de la humanidad como una sucesión bélica. Cuando mi amigo me dijo eso quedé insatisfecho. Era una mirada histórica de un fenómeno, pero esto no era todo lo que caracteriza a la humanidad, ni lo que la ha hecho humana. Esa fue una de las razones para interesarme por el origen del patriarcado, por las culturas europeas.
(...)La apropiación y la guerra van juntas. Se desencadena cuando de la negación del otro se pasa a su eliminación, cuando uno se apropia del modo de vivir del otro, cuando la apropiación se convierte en un modo de vida y cuando uno se puede apropiar de todo, de cosas, de ideas, del sexo del otro.
(...) El acto de matar al lobo para excluirlo de su comida no es trivial en la historia. Los niños aprenden a hacer esto como una cosa normal y esto se transforma en un modo de vivir y por lo tanto en una cultura. No se aprende solo la técnica de matar al lobo, se aprende también la emoción que va con esto, la emoción que va con la apropiación, la emoción que va con el control. Se pierde la confianza, aparece el control, las relaciones pasan a ser relaciones de control y con ello tenemos la multiplicación del patriarcado.
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